domingo, 19 de mayo de 2013

Eurovisión 2013.La crónica.

En la época que Juan Antonio Samaranch presidía el Comité Olímpico Internacional, en la ceremonia de clausura de cada Olimpiada, repetía en su discurso como si de un mantra se tratara: Estos Juegos Olímpicos, han sido los mejores de la historia.

Me da la impresión, que tras el mediocre certamen de 2002 en Tallin, el ESC inició una espiral prodigiosa, unos años luminosos donde cada país anfitrión se luce, ofrece un espectáculo soberbio, con precisión de reloj suizo...y donde las canciones rivalizan en calidad, interpretación y puesta en escena. 

Malmoe no fue una excepción. Y es que el show tuvo de todo, desde una presentadora en estado de gracia, la divertidísima Petra Meda, un escenario perfecto y un ritmo más trepidante que un filme de Quentin Tarantino. Brillante la idea de mostrar un desfile de las 26 representaciones, brillantes los juegos de luces y sombras, y hasta brillante esa mariposa que simbolizaba el certamen de este 2013. Espectacular.

Las semifinales previas tuvieron como primer efecto la debacle de los países balcánicos, otrora poderosos, y el retorno a la élite de Holanda y Bélgica. Bulgaria erró en su apuesta, y es que Elitza, una voz prodigiosa, defendió una canción muy pobre. Una pena para una artista de esa categoría, que en 2007 fue una de las grandes atracciones en Helsinki.

¿Año de las baladas? Puede ser. Ucrania, Rusia, Holanda, Azerbayan, Islandia, Moldavia, Italia...todas ellas distintas, pero todas ellas de una clase de nueve o más sobre diez. A partir de ahí, el gusto de cada uno. Mistéricos e inquietantes los birds de Anouk, clásico y elegante el crooner italiano,vencedor en San Remo;  bellísima y con voz de cristal la ucraniana Zlata Ognevich; talentosa la moldava Aliona Moon...y siempre compitiendo, siempre, siempre los azaríes, en este caso con Farid Mammadov y la colaboración de un trasunto de Houdini.

Mención aparte Grecia, y su estupenda propuesta, unos animosos Koza Mostra, que con su ska heleno, pusieron alegría y buen hacer en el escenario. Posiblemente la mejor representación que han tenido desde la mítica Paparizou, que no es poco.

El triunfo de Dinamarca, incontestable. Y es que desde que Emmelie de Forest arrasara en el Melody Gran Prix, su Only Teadrops corrió como la pólvora, en YouTube se multiplicaban sus visitas, y las casas de apuestas y eurofans certificaron ese movimiento desde el minuto uno. La canción es perfecta. Aíres de Mike Oldfield, timbales, flautas celtas, un estribillo poderosísimo, y un encanto de Lady Forest que atrapa a cualquier espectador. Por si fuera poco, la escenografía es vistosísima...¡victoire, victoire! fue el previsible resultado, celebrado con entusiasmo, como si el Malmoe Arena fuera el Estadio de Colombes, en aquella película futbolera y épica de John Huston. 

¿Y España? Nada que oponer al entusiasmo del ESDM, ni a un tema interesante...que podía optar a quizás algo más...pero poco más. El pasado año fue todo un suceso Pastora Soler, que con un tema más sólido podría hasta haber ganado...de todos modos mientras RTVE no ponga más interés en el evento no hay nada que hacer...los ejemplos de Italia, Azerbayan, Holanda este año, Ucrania...son de una claridad meridiana. Buenas canciones, buenos intérpretes...ahí es nada.

Eso sí, observando la tendencia de la antaño favorita Gran Bretaña, quizás el año que viene nos sorprendan con el retorno de Clift Richard, con o sin los Shadows, vaya usted a saber.


 

Y esto es todo, carísimos amigos...recuerden las preseas: Oro para Dinamarca, plata Azerbayan, bronce para la mejor voz y la más bella...señorita Ognevich...¿will you marry me?







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